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Los caminos de la publicidad son inescrutables

por | Feb 19, 2016 | Marketing

Hay anuncios que se convierten en inolvidables por cansinos y por la insoportable contribución de los simpáticos de turno que los incorporan a la jerga coloquial diaria. Tenemos muchos ejemplos pero los de seguros de coche creo que se llevan la palma, estoy pensando en aquel en que se nos decía “error / acierto” o el de “permíteme que insista” del inigualable Matías Prat.

Pero hoy ha llamado mi atención otra campaña que nos muestra que entre los publicistas siempre ha habido gente a la que le gusta el riesgo. Decidme si no es arriesgada una campaña que invita, en España, a saborear un buen “potorro”. Pues bien, esto ha pasado aquí a principios de año (yo me lo tropecé esta mañana de casualidad en este artículo del Periódico).

En el mundo Soprano esto sería inviable (si no viste los Soprano no sabrás de que te hablo aunque tampoco es especialmente importante, solo es un guiño a esta gran serie) pero en nuestro mundo hay quien dice que lo están petando y una servidora tiene ciertas dudas.

Seguramente han partido de la base de que el producto al final es lo de menos. Se trata de llamar la atención a cualquier coste. Y aunque está claro que el humor siempre ha sido un buen canal de conexión, yo me preguntó qué pasará tras la más o menos gracia que pueda causar el nombre y los juegos de palabras o eslóganes de dudoso gusto, así como los efectos de la indudable publicidad gratuita que se ha generado a través del efecto viral conseguido. En fin, como dicen en mi pueblo: ¡Cosas veredes!

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